Impermanencias - Entrega

 



Debo admitir en primer lugar que no respeté la consigna, pero aún así pude aprender a mirar mejor (o al menos eso es lo que siento), así que abro hilo para contar por qué.

Me dediqué a ponerme alarmas todos los días, y algunos de ellos pude ponerme a sacar fotos. Preferí sacar muchas fotos por día, intentando buscar angulos interesantes con los simbolismos particulares de mi casa (la tetera de mi abuela, por ejemplo, así como el peso y el valor de cada objeto retratado) en una especie de videopoesía frame por frame. Elegí además experimentar con objetos superpuestos al lente durante la captura, como un prisma, que resultó en la posibilidad de capturar perspectivas opuestas del espacio en un mismo cuadro. Fue entretenido ya que me divertía ponerme a sacar fotos, y creo que la mirada iterante  encontró cosas que no hubiera pensado nunca en ese espacio. Si bien una foto por día hubiera sido quizás más individual por el estado propio cuando una saca fotos, le encontré el gusto a sacar muchas fotos en cada ocasión, ya que la primera foto no era tan interesante - iba construyendo ideas a medida que sacaba fotos y movía la cámara, por lo que se sentía muy orgánico hacerlo y continuar haciéndolo hasta estar satisfecha, o tener que parar a hacer otra cosa.

Las diferentes iluminaciones daban un tinte diferente a la esquina de mi casa y pude capturarlo para comparar los diferentes horarios y cómo me parecía que se sentían: rojo por la luz de noche, luz día, luz tarde, luz mañana, sin luz y en la oscuridad, luz artificial de velas, luz artificial de luces de techo, etc. Además, los vidrios me permitían capturar las ventanas reflejadas al otro lado de mi casa. En algún punto privilegié por sobre todo la superposición de diferentes objetos y lugares a través de reflejos, ya que me parecía interesante cómo simulaba una doble exposición analógica.

En algún punto siento que quedó una pequeña historia de amor hacia la tetera de mi abuela, casi siempre presente en los planos, junto a la foto de mi papá y yo. Siendo esto así, aproveché para armar una música muy muy primitiva para terminar de cerrar el video con algo que no fuera de stock (se sentía demasiado impersonal en contraste con tanta subjetividad en lo retratado, al menos para mí) y añadir algo que se asemeje a la presencia de mi abuelo, que era violinista. Algo es algo!

En fin, me pareció un ejercicio entretenido, interesante por su carácter documental del espacio habitado por uno mismo, que nos permite visualizar en un cuadro los diferentes cambios de luz, de perspectiva y de la disposición de los objetos momento por momento. Me hizo más consciente de mi espacio y de cómo cambia durante el día, además de practicar y divertirme encontrando pequeñas cosas interesantes en la misma esquina. 

Espero que algún fragmento de lo que me sucede, pueda sucederle a quien lo mire. Y sino también estará ok.


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